De noche, todos los gatos son pardos. Por eso o porque nos perdimos un poquitín, paramos en una estación de servicio para camiones y adquirimos un mapa de carreteras de Francia por el módico precio de 7 euros... Cayeux-sur-Mer, un pequeño municipio no muy lejano del lugar del Desembarco, nos esperaba como destino bucólico-marítimo soñado y escenario para una terapia que daría excelentes resultados. La terapia consistió, básicamente, en hartarnos de marisco, desperezarnos de la siesta con los escasos 20º de la piscina cubierta (seamos realistas: es Normandía, ¡hasta el agua de las piscinas está helada!), ver muy buen cine (Eternal Sunshine of the Spotless Mind y We Don't Live Here Anymore), ir la compra a Shopi para hacer cocina experimental, hacer bricolaje (a mí me tocó pintar el baño de color salmón: confieso ser adicta a la brocha gorda) y pasarnos el finde hundiendo los pies en la Bahía de Somme, el estuario más grande del norte de Francia, cuyos 5km se pueden atravesar a pie (hasta Le Crotoy), eso sí, con un guía experimentado que conozca por dónde no van a rodearte las mareas cuando suban (muchos murieron ahogados y otros tantos han sido rescatados con helicóptero por la tontería). Resulta extremadamente curioso observar la bahía con marea alta y con marea baja... Parece que, en la segunda foto, alguien hubiera quitado el tapón y se hubiera ido todo el mar por el desagüe:
Efectivamente, cuando la marea sube, el agua cubre hasta donde abarca la vista, y los lugares por donde habías
estado caminando tranquilamente en busca de quisquillas, chirlas, navajas o cangrejos, se llenan de barcos de vela en cuestión de un par de horas... Surrealista. Menudos son los misterios de la naturaleza (hay que fastidiarse con el influjo de la luna... Si hace eso, ¿cómo no voy a creerme lo de los hombre-lobo?). Por cierto, sólo cogimos 17 quisquillas y unos cuantos cangrejillos muy simpáticos que no me atreví a tocar mas que con un palito (esto me recuerda a la escena de las langostas de Annie Hall), y que por nada del mundo habría echado a una olla para hacer sopa (creo que esa escena con Sebastián el de Disney también me traumatizó). Otros animalitos famosos de Le Hourdel (aparte de las gaviotas, ratas grandes con alas -las pequeñas son las palomas-) son las focas. No hay vez que un grupo del IMSERSO o un papá con sus niños se aposte en unas piedras, en un alto cercano a la bahía, prismáticos en mano. Jul no tiene prismáticos, pero dice que en su vida ha visto una foca allí... Mémé da su opinión, como todos los
abuelos del tontódromo, sobre cuáles son las mejores horas, estaciones y lugares para avistarlas (hay una comunidad de 80). Lo hemos probado todo, y a fecha de hoy todavía me quedo con las ganas. Me gustaría a mí saber si los de los prismáticos se hacen los interesantes y apuntan con el dedo a un puñado de rocas (que también son grises), para sentirse menos ridículos por haber hecho el viaje en balde (como cuando visité el Parque de Cabárceno y todos los osos estaban echándose la siesta). Sólo nos queda hacernos los muertos en la playa cubiertos de pescado; o eso, o llevarnos una pelota de playa hinchable, de colorines, como las que usan en el zoo para que se la pongan en la naricita; igual hasta lo someto a votación entre los lectores y lo pongo en práctica.

No hay comentarios:
Publicar un comentario