sábado, 29 de marzo de 2008

Cuando llevas las de perder

Lástima que vaya a ser recordada por muchos como la colgada del moño hiperbólico y el trazo de kohl imposible, porque lo que hace aquí con las cuerdas vocales pone el vello de punta a cualquiera que tenga un mínimo de sensibilidad musical -independientemente de que te vayan las baladas con influencias Motown o no-. Alitalia tiene esta en la lista de reproducción de los vuelos de largo recorrido:


miércoles, 26 de marzo de 2008

"This is not literature"

Starbucks C/Arenal. 13:38h. A solas con mi capuccino pequeño (el equivalente del medium/tall en territorio nipón).

"Querido diario:

Todo en este mundo está interconectado, a menudo sin necesidad de agotar los six degrees de rigor. No hay día que no me lo narre para mí misma, como con una voz en off: qué difícil distinguir las señales que están ahí para despistarnos de las que hay que seguir para alcanzar el nirvana cognitivo. Bajo interconexión camuflo, cómo no, una bonita palabra objeto de mi obsesión y paradójicamente desahuciada del vocabulario de muchos por miedo a no sé qué, a sonar romántico o ingenuo, casualidad. De todo menos romántico ha sido mirar la manga de mi abrigo beige en La Casa del Libro, según me agachaba para abrir el maxibolso y sacar la referencia de la reserva de The Beautiful and Damned (dos más y habré agotado la bibliografía de Francis Scott Key Fitzgerald) y descubrir que alguien me había estornudado encima y dejado un rastro de mucosidad translúcida y bien gelatinosa (desgraciadamente probé su consistencia con mis dedos al intentar limpiarlo, perdón por tanto detalle). Qué ascazo. Alzo la mirada, todavía restregando un pañuelo frenéticamente contra la manga, y en la estantería detrás de la caja, pegado a la pared, está en exposición Crónica del pájaro que da cuerda al mundo (The Wind-Up Bird Chronicle), de Haruki Murakami, me figuro que recién traducido al castellano del inglés, que del japonés cuesta mucho, ¿eh? Nunca se fíen de la traducción de una traducción; traduttore tradittore, ¿y por partida doble en el mismo volumen? Lo dicho, demasiado arriesgado. Norwegian Wood lo leí en la primera traducción que se hizo al inglés. Muy bueno, pero tan lento y triste. Todavía me pregunto quién c*jones lo titularía Tokyo Blues en español. En fin, que me desvío del tema. Bajo al sótano y encima de una pila enorme de guías de millones de sitios está la Lonely Planet de Tokio... es una señal divina, tengo que comprarla y llorarle la depresión posviaje, seguro que ella me comprende. Suena absurdo comprarte una guía después de hacer el viaje, pero qué caray, así devuelvo a Carine la suya (y en secreto me recito que propiciaré otra ocasión para darle uso). Por cierto, que la Lonely Planet de Japón desaparecida misteriosamente se la había llevado Jul a su casa por error (aplauso).

El dependiente busca la referencia, saca mi libro de la estantería de "encargos", lo mira, me lo enseña y me lo acerca, me está sonriendo, y algo en su "¡que lo disfrutes! ¡Gracias!" no se esfuerza por esconder un "yo también soy fan de Fitz, ¿a que molamos?". Me pregunto si Paul también reacciona así cuando conoce a otra persona con gustos literarios afines. Vaya, quizás allí leer Fitz sea como leer Bécquer, obligatorio en el colegio. La canción que está sonando me resulta familiar; el dependiente la tararea (casi seguro porque le ponen el mismo disco popurrí a diario). "Live Forever" sonó en la última planta del Parco de Matsumoto. Y "Ocean Avenue" en esa tienda de skaters en Shibuya. Qué cas... Y lo del póster de Delta Goodrem ya fue de caerse de culo. Fitz nació en St Paul. Nuestro Paul lo lee y lo ama. Murakami tradujo gran parte de su obra, así como la de Faulkner (¿o era Hemingway?).

El destino quiere que lea This Side of Paradise el último, porque los astros se han conjurado contra el stock de todas las librerías madrileñas. Fue el primero (1920) y para mí será el último. Los últimos serán los primeros. Alguien colocó en mi camino Tender Is the Night por 20 céntimos de euro en un rastrillo de Belfort, lo que se dice "un regalo". Fitz murió demasiado joven o vivió demasiado deprisa lo que le tocaba. Como la carrera de Zelda Sayre en el cine, The Last Tycoon era una promesa que ya nunca podrá alcanzar su culmen."

Estoy de vuelta, y creo que de una pieza.

[Suena: Stop Me If You Think You've Heard This One Before - The Smiths]