sábado, 28 de julio de 2007

Schopenhauer


"We forget 3/4 of who we are in order to be like other people."
En la imagen, el conejito Miffy (o Nijntje) forzado a consumir marihuana en Amsterdam.
[Suena: En el andén - Melon Diesel]

martes, 24 de julio de 2007

Consejos para neoparisinos


Me he mirado las manos y aquel "callo del estudiante", que durante mis años de colegio no desaparecía ni en verano, es ahora prácticamente imperceptible. Sin embargo, han aparecido otros nuevos, de llevar bolsas de la compra y maletas por el metro de París. He aquí unos cuantos consejos sobre cómo actuar en el transporte público de la capital francesa, basados en la experiencia de meses y meses:
  • Si ve a una mujer española a la salida del tren Thalys bloqueando la puerta, embelesada en su conversación vía móvil de "ayyyy, Daviiiiid, ¿cómo me dices esoooo...?" dos minutos antes de que las puertas se abran, dele una buena patada en el culo de mi parte. Seguro que es la misma pesada que la última vez nos tuvo esperando a todos, y lo que es peor, escuchando sus incongruencias (yo en este caso habría dicho gilipolleces) de voz en grito durante 15 minutos, que además tuve el infortunio de comprender: "No veas la expectación que tengo a mi alrededor... No, no me entiende ninguno... Y si me entienden, pues me da igual, porque mira, se mueren de la envidia (¿?)". Como me tengo por una mujer educada, en lugar de decirle "no me extraña que cree expectación, porque no creo que hayan visto en su vida a una mujer más desconsiderada [barra] tocapelotas que usted", sólo le grité "¡¡PERDONE!!", con lo que ella dedujo que yo era española y el resto del vagón espero que dedujera que no apoyaba en absoluto el comportamiento de mi compatriota. Con qué especímenes se cruza una por la vida. Mi maleta empieza a pesar.
  • Si va a tomar el métropolitain con maletas de esas que exceden las medidas permitidas por la UE como equipaje de cabina, plantéese coger en taxi. Sí, me dirá, el metro le cuesta 2 euros y el taxi 40. Ahora yo le digo, ¿cuánto cree que le van a costar las sesiones de fisioterapia? Francamente, mi espalda vale más. Para aquellos osados de bolsillo joven como yo a quienes no quede más remedio, les recuerdo que no pasen por la canceladora intentando que quepa la maleta al mismo tiempo. Ya se lo digo yo: no cabe. En la estación de Gare du Nord hay un hueco en un lateral a tal efecto... Introduzca la maleta, valide su billete, recoja su maleta del otro lado. Lo máximo que se puede ganar si no se busca dicho huequecito es una escena esperpéntica con altas dosis de ridículo, cosa que la mayoría preferimos evitar.
  • Ármese de paciencia: en los trasbordos (valga de ejemplo el de Montparnasse) no hay más que escaleras de las de toda la vida... Probablemente caiga inconsciente antes de lograr contar todos los tramos. Deje de soñar con las mecánicas hasta la casi mismísima boca de metro. Y procure pedir ayuda, nadie se le va a tirar encima a cogerle las maletas, y si lo hacen, ojo que no sea para robarlas. Esto es una gran ciudad. La picaresca no nació con el Lazarillo de Tormes, ¡nació con los guiris en el metro! (Curioso que tendamos a olvidar que, cuando viajamos, los guiris somos nosotros...).
  • Subidas, bajadas, calor, dolor... mucho dolor. Sus dos pies han alcanzado la ruta final después de tres trasbordos. ¡Enhorabuena! Siempre habrá niñas de la mano de su mamá, de a partir de siete años, mirándote fijamente, como si hubieran decidido de forma unilateral jugar a aguantarte la mirada. Igual miran tus gotones de sudor, tu cara de extranjera, la maleta sucia, el atisbo de mala leche (me hace pensar en "Suspicious Eyes", de The Rakes). Ánimo madres, lección número dos para sus niños: "Señalad con el dedito. ¡Muestra inequívoca de educación y buen gusto!".
  • Pero ahora concéntrese y respire hondo... No importan ni las miradas, ni los calambres, relájese... Piense en "les grandes vacances", Le Grand Bleu, todo a lo grande; la ciudad se presta a ello. La Torre Eiffel allá al fondo, y siga mirando por la ventana... No es un espejismo, está en París. Todos los esfuerzos valen la pena. Tiene mi palabra.


Escuchando "Consolation Prizes" he creído descubrir por qué Sofia Coppola se empeñó en hacer una película de mierda (perdón: podría haber estado bien si no hubiera escrito el desarrollo del personaje principal en estado de embriaguez. Le salió de plano a nulo). ¿Fue para estar cerca de su amor, el cantante del grupo versallés Phoenix? No te preocupes Sofia. De mujer a mujer, si es por eso te defiendo. Aunque ni lo quieras, ni nada, Sofia, y sea sólo por tener a alguien que te lleve las maletas.





[Suena: Consolation Prizes - Phoenix]

(Copirrait de la primera foto: mis "frikis neoparisinas")

jueves, 19 de julio de 2007

Ventana al mundo

Estos días en Yvelines han despertado mi interés hacia ciertos temas:


  1. ¿Quién descubrió que las claras de huevo se pueden montar a punto de nieve? (Bueno, menos cuando lo intento yo.)
  2. ¿Cómo se consigue que las cookies tengan pepitas de chocolate por dentro? (Jul dice que se meten ya hechas en la masa, que tienen un bote que dice "pepitas", y echan un puñado, dan la forma de galleta, y al horno... ¿¿Pero las pepitas no deberían derretirse en el horno?? Esa fase me sigue desorientando.)
  3. ¿Por qué la gente sigue arriesgándose a que se le pegue la comida y usa cacerolas/sartenes que no son antiadherentes (aduciendo que sale más rico)?

(El trozo de bizcocho de chocolate lo voy a trocar con Julia por un carrito de la compra.)

Además, sigo aprendiendo de este planeta de luces y sombras desde la comodidad de mi sillón:

  • Budhia, el corredor de maratón más joven de la historia (desde los 3 años). Su madre, pasando por penurias económicas, lo cedió cuando tenía dos años (a cambio de unos 20 euros) a un comerciante que le tiraba piedras borracho, hasta que el niño se escapó y volvió con su madre, cuando su actual entrenador y padre adoptivo lo acogió en su escuela de judo. Su don para correr 40 km diarios lo descubrió cuando lo castigaron a dar vueltas al patio hasta nueva orden; cinco horas después se acordaron de que el pequeño Budhia seguía esperando. Levanta pasiones allá a donde va, pero suscita gran controversia entre los defensores del menor, que se preguntan cuánto tiempo soportará el cuerpo del niño el ritmo de los entrenamientos intensivos (sin beber ni una gota de agua durante las carreras, como le indica su poco experimentado entrenador, que no es precisamente médico para tomar decisiones semejantes). Ante los comentarios que acusaban al padre de querer sacar dinero explotando al niño y poniendo su vida en peligro, afirmó que "al menos morirá como un mártir. Todo el mundo conocerá su hazaña". Vaya, yo que pensaba que de verdad lo quería.
  • Carmen Chacón, Ministra de la Vivienda, se negó a responder a ciertas preguntas peliagudas en una entrevista concedida a la BBC (emitida ayer). ¿Cómo tiene el valor de permitírselo? (como no dispongo de enlace que lo pruebe, pongo este otro que cuenta que Botín es el restaurante más antiguo de la historia, según el Libro Guiness de los Records).
  • El Festival de Almagro existe. Puesta en escena de clásicos del teatro con un toque contemporáneo. Manda narices que haya tenido que enterarme por el telenoticias de las 13h de TF1. Habría matado por ver la versión de Numancia del grupo de teatro japonés KSEC Act (subtitulado, claro...).
  • Severiano Ballesteros se retira. Salió en todos los telediarios franceses y en Euronews ("uno de los mejores golfistas europeos de la historia"). Qué razón tienen: a los españoles nos hace falta que nos elogien desde fuera para valorar nuestro producto nacional (yo la primera).
  • Ante el horrible accidente en el aeropuerto de Sao Paulo (o San Pablo, como se prefiera), han mencionado que el peor de la historia de la aviación fue el del aeropuerto de Los Rodeos (actual Tenerife Norte) en 1977, con un saldo de 583 personas fallecidas. Recuerdo haber oído decir a mi madre el miedo que pasó hace muchos años al aterrizar allí, porque la pista era de tierra y no fue precisamente "suave".
Otras ventanas al mundo son los libros y el cine. La Place de Annie Ernaux es sencillamente una joya en cien páginas (me voy a animar con el resto de sus escritos autobiográficos). Emotivo (que no sensiblón), crudo, fácil de leer y con un estilo particularmente bien identificable. Me gustaría que mis padres no murieran nunca. Ahora he retomado Les Mots de Jean Paul Sartre (lo metí en la maleta de Jul por error y casi infarto al pensar que lo había perdido ¡sin acabar de leerlo!), y me tiene bien enganchada el análisis de su infancia de niño redicho un tanto insoportable (¿identificación?) que, como él dice, "era un adulto en miniatura". Como lectura ligera para un par de risotadas, A Year in the Merde (no es el libro con el que más me he reído en mi vida, pero tiene un par de golpes de carcajada irreprimible).

Puedo añadir que me siento con la potestad de opinar sobre Scarface (El precio del poder) y Taxi Driver porque ya las he visto. Y no me han gustado tanto. (Pau, ahora dime que es "porque no las he entendido".) La verdad es que me encantaría que alguien me diera una explicación lógica por la que ambas estén tan mitificadas. Con Scarface partimos de que es algo así como un remake de una sobre Al Capone; a mí eso de que los cubanos se lo monten igual de bien que las mafias italianas no me cuadra. Los valores del honor y la familia no aparecen, que son los que dan el jugo y carga emocional a El Padrino o Goodfellas (Uno de los nuestros), por ejemplo, y por favor, ni punto de comparación. Scarface me pareció demasiado plana en el desarrollo de los personajes, no se profundizaba en nada sino que se mostraban carnicerías y la obsesión enfermiza de Tony Montana por su hermana... Taxi Driver me gustó un poco más: por innovadora en su tiempo (parece una de Kubrick), por la interpretación de De Niro, el "are you talking to me?", y la presentación de un personaje desequilibrado que se convierte en un héroe para la sociedad (lo de siempre: ¿está muy loco o muy cuerdo?). Celebrity de Woody Allen no me decepcionó: de nuevo, el drama que te deja una agridulce sonrisa en los labios, un guión de quitarse el sombrero, los personajes neuróticos que hacen que la presencia de Woody sea obvia incluso cuando no actúa en la película. Y, cambiando totalmente de tercio, recomiendo Lock, Stock and two smoking barrels (Guy Ritchie, director de Snatch; prepárate a poner los subtítulos si se te ocurre ponerla en versión original. Slang que desmoralizaría al traductor más avispado) y U93, sobre el avión secuestrado el 11-S que no se estrelló contra lo que quisieran estrellarse. A diferencia de la otra sobre los bomberos de las Torres Gemelas protagonizada por Nicolas Cage (tan mala que ni me acuerdo del nombre), esta se deja de patriotismos ñoños y pone los pelos de punta. El resto de películas que he visto últimamente (entre ellas The Good German, Coffee and Cigarettes -chasco al cuadrado-) no merecen más comentario.



[Suena: In the Crossfire - Starsailor]

miércoles, 18 de julio de 2007

Please come play havoc with me

Esta ciudad engaña cuando la conoces en un día soleado, todo brilla, las terrazas se llenan, te las prometes feliz. Luego llega el invierno, y luego un verano que parece un segundo invierno, y por esa contradicción más los acontecimientos recientes y otra suma de miedos ilógicos -o no tanto- tus fantasmas aprovechan para vapulearte mientras estás desubicada.



Después de los exámenes, recibir a los invitados, y después buscar un trabajo (para ganar dinero para poder ver a Jul y tener un mínimo de vida social el año próximo: bienestar físico y mental), y después volver a la universidad, para decidir si seguir con un máster o unas prácticas cuando esté acabada la carrera, y después lanzarme como un buitre a las ofertas de trabajo para no fracasar. Este es un mundo de competitividad, si te bajas un año del tren, quién te dice que podrás recuperar tu asiento. Echo de menos conversar con Fati, su dialéctica siempre conseguía tener un efecto sedante.

Sentada con Marina e Irene, mientras toman unas frieten, miro el pavimento mojado, y por unos instantes me siento una completa extraña en mi propia ciudad. A veces se me hace tan mía, y otras... no veo más que cemento y adoquines y me pregunto qué hago aquí, sola. He paseado en tantas ocasiones por estas calles, he bajado tantas veces a la compra, he repostado en las sillas de tantos bares... Ahora no veo nada, o sólo veo un reflejo de lo que llevo por dentro: está todo demasiado negro. Ya no sé si puedo salir de la espiral.

Necesito un descanso -de los de verdad-.




[Suena: Pyramid Song - Radiohead]

domingo, 15 de julio de 2007

Empieza por "s"

Pocas cosas son comparables a una napolitana crujiente por fuera con un interior poco hecho, que se funde con el chocolate suavemente en tu boca (parece una frase de anuncio). Quienes han probado la bollería de Noisy le Roi me dan la razón: no han saboreado nada parecido en la vida.

Mi primer 14 de julio en París ha empezado con el desfile de las fuerzas armadas en la tele. Recuerdo claramente las fotos en la página derecha de nuestro libro de francés en el colegio (Panorama Plus), y las explicaciones de Natividad Nicolás sobre la Fiesta Nacional. También recuerdo, cómo no, los rectángulos de cartulina verde en los que grabamos Beatriz y yo conversaciones delirantes en esa edad en que todo te parece posible. A continuación, una sesión de mercadillo para que el chef Julien comprara sus productos frescos. Yo le animo a que acabe rápido la ingeniería y se meta en una escuela de cocina, se ve que le apasiona, y da gusto verlo contento entre sus puerros y sus salsas à la crème fraîche.

Pero al final, ni fuegos artificiales en Trocadéro, ni en Saint Germain-en-Laye. Tensión (sutil o imaginaria) y una cerveza en el Pakito (bar imitando a vasco, en Versalles, entre auténticas mansiones de dejar con la boca abierta), una paella churrascada y juegos de cartas que no me interesan. Sentir que este no es mi lugar.


Me queda el “zumo” (/ju/). Procuro condurarlo, no quiero que llegue ese último sorbo.



[Suena: It's a Fire - Portishead]

sábado, 14 de julio de 2007

Cielos parisinos

El primer día de verano. Hacía calor y el sol brillaba de verdad, por vez primera, desde que entrara oficialmente el 21 de junio. Ella caminaba deprisa jugando con un colgante entre sus manos (más bien mareándolo; nunca le gustó caminar sin rumbo y con las manos vacías, sin bolso, ni reproductor de música, sin objetivo en la mirada. Comprende a la gente que fuma), mirando al suelo, bloqueada, eligiendo las calles al azar en su huida. Rue Alfred Sisley, ésta le gusta. El cielo ofrecía un azul intenso, y unos pocos estratos blancos. Irónico para un viernes 13 que tantos dolores había traído a todos los músculos de su cuerpo.

Pensó en los niños bilingües, en el Liceo francés, en las rimas fáciles con el apellido de él. En las estancias en Ginebra que no llegarían, los monitores de esquí, el fin de los dramas en el aeropuerto, de la incertidumbre. ¿Por qué? El Clio verde pasó dos veces por su lado, sin verla; él dentro, con una chaqueta y un par de zapatos de tacón en el asiento del copiloto. Ella tampoco pretendía que él se pasara la tarde dando vueltas en su busca, así que decidió secarse la mezcla de corrector y solución salina de las mejillas, y regresar.

Frío, silencios.


Decisión.

No puede ser. Incompatibilidad.

Tristeza, sobre todo.


Confianza ciega o nada, mirándose a los ojos. Ni irritabilidad ni susceptibilidad. Recommencer à zéro. (Y rezan).

"La esperanza es lo último que debería perderse".



[Suena: Parisian Skies - Maxïmo Park]

martes, 10 de julio de 2007

The Private Business

Os invito a visionar el siguiente cortometraje (¡y tan corto! Sólo 3 minutos de vuestro preciado tiempo). Se trata de la primera creación de Benjamin Lauwers, estudiante que tendrá la suerte de ver emitida su obra junto a un par más en la televisión belga, gracias al galardón obtenido en un festival de cine nacional. Su título,

De acuerdo en que técnicamente hablando le queda mucho que aprender, o eso dicen los entendidos (contraste insuficiente en algunas escenas, un disparo "imaginario" que no acaba de resultar creíble, un guión que no sigue una línea clara, localizaciones que resultan demasiado similares al estar en blanco y negro y que confunden al espectador, la cámara que tiembla en el plano de esta fotografía -lo sé, Benji, no es fácil caminar marcha atrás por el pavimento del centro de Amberes-), pero para ser un proyecto de bajísimo presupuesto, rodado en tres días por él mismo, desde luego a mí me ha encantado. ¿Los alicientes? Bueno, la fantástica recreación del ambiente del cine negro, la banda sonora de Sin City, esa frase final con la que no podría estar más de acuerdo, y la curiosidad de que nuestro querido Christoph interpreta al fotógrafo del cadáver... Y por cierto, si a Beatriz le suena la cara del detective privado Bob Allistair, que no tenga dudas: se trata de Michaël, el susodicho nephew (hace cuatro años que conozco a estos belgas, y no se han desprendido del falso amigo del neerlandés neef, que en realidad en inglés se dice cousin). Como ven, todo queda en familia. Y el señor y la señora Lauwers como patrocinadores oficiales.


[Suena: Hang Me Up To Dry - Cold War Kids]

viernes, 6 de julio de 2007

Adiós, volúmenes Skb...



Lo despedimos en plan Ramones. Escondiendo Way Farer para deleite de masas, pegando redondeles de Meyer en el mobiliario urbano, pidiendo a gritos "¡Hospital! ¡Cortisona!", sin que nuestras súplicas ablandaran los corazones de la Clínica Saint-Étienne. Viendo elefantes rosas, con Stella Arturi y momentos tiernos parejiles, y aprendiendo francés por 45 euros (con CD, claro).


Retrospectiva in memoriam.


Vol. I
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Vol. II
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Vol. III
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Vol. IV
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Sin olvidar, claro está, los pseudovolúmenes I y II de París. Pero eso ya es otra historia...



(All that I can say is "thanks")



[Suena: Lo dejó durmiendo to cagao - Los Focomelos]

¿Y si ves un gato negro muerto?

Cuando marzo mayea, mayo marcea. Que en abril haga el tiempo de julio, bienvenido sea; pera que en julio haga el tiempo de... ¿febrero? ¿diciembre? No hace la misma gracia, ya son palabras mayores...

Alma nos envió un fragmento que describe muy bien mi estado de ánimo:
"A lo largo de la tarde, los coches aparcados frente a la entrada principal rugieron uno a uno y se fueron para siempre, desplazando con sus neumáticos la grava del pequeño patio. Nosotras ni siquiera nos dimos cuenta: la inminencia de nuestra propia partida se mezclaba con la lasitud del día después de la fiesta, y no nos dejaba ver más allá de nuestra propia melancolía. Era el fin del Planeta Erasmus. El pequeño planeta de becas europeas donde yo había vivido un tiempo donde no importa tu lengua materna ni el trabajo de tu padre. Ese planeta en el que los europeos nunca nos habíamos matado unos a otros. Durante un tiempo habíamos cambiado de país como quien cambia de vestido y ahora nos obligaban a aceptar quiénes éramos, a ser de un solo lugar y vivir una única vez en un tiempo limitado".

El otoño alemán, Eugenia Rico.


Se me agotan los dedos de las manos para contar las ausencias. Me faltan Joni, Clara, Carlos... También hay otros que, estando aquí o más lejos, también me faltan. Me apetecería una noche con los de siempre, una comida familiar multitudinaria, un póker con los amigos de Jul (o mejor unas vacaciones por Europa del Este), un Independance, un Astoria... Una playa.

Paseo por Botanique, por el mirador del Palacio de Justicia, por St Géry y Ste Cathérine, por las Galerías del Rey, por Ixelles, por el Schaerbeek profundo, y siento como si les hubieran amputado algo, y a mí con ellos. No es una oreja, ni una pierna (externamente seguimos siendo los mismos); puede que el equivalente del bazo o el apéndice, algún órgano de esos que se extirpan de las entrañas con relativa facilidad, y que parece que no servía para nada (eso te hacen creer y te repites cuan mantra, como consuelo). Era tuyo, por algo estaría ahí puesto. Ahora no te lo va a devolver nadie. Cada vez que alguien se marcha, Bruselas lo reemplaza con una masa de nubes plúmbea.




[Suena: Big Chair - Travis]