lunes, 28 de abril de 2008

Corazón tan RAE


Os lo dije, estimadas frikis, ¡sabía que mi tallumarido lo valía!

Javier Marías se unió el pasado domingo al club de Víctor García de la Concha, también conocido como Real Academia Española. A ver si, ya que va a ocupar el sillón de la letra "R" de RAE, consigue convencer a los académicos sobre la necesidad de que esta institución "fije, limpie y dé esplendor" como es debido, es decir, publicando diccionarios normativos. Basta de meras "recomendaciones" y el "esto vale... pero el caso es que esto otro también". Pongan un poco de orden, señores académicos, porque sin un mínimo de mano dura el populacho que aspira a la corrección lingüística no sabe a qué atenerse (no sé por cuánto tiempo podremos seguir agarrándonos al DPD como a un clavo ardiendo). Toca mojarse. Toca ponerles las pilas a quienes lanzan dardos a las palabras, pero no de los de Lázaro-Carreter, sino envenenados, bien empapaditos de ignorancia retroviral. Proteger el español de las agresiones y las salvajadas por ley, como se empieza a hacer en Francia (no es chovinismo, es sentido común). Y, si no es mucha molestia, también podrían incluir en el DRAE todas esas palabras que, aunque incorporadísimas al vocabulario de los hispanohablantes, llevan décadas esperando a ser aceptadas.
Al acto también acudieron escritores como Fernando Savater o Álex Grijelmo. ¡Mamá, de mayor quiero ser cultureta! Así podré opinar con autoridad sobre la realidad, e inventarme el resto. Como dijo Marías durante su discurso, "sólo se puede contar cabalmente lo que nunca ha sucedido". O pretender que nunca sucedió. Que la mente es muy traicionera, y lo que en su día era gráfico y veraz, pronto se torna en recuerdos que parecen ser borrosos o lejanos, como los delirios o los malos sueños.

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